El aporte de los filósofos griegos a la consolidación de la paz en Colombia.
A lo largo de las últimas décadas, Colombia ha sido escenario de múltiples procesos de paz, impulsados por la necesidad de poner fin a un prolongado conflicto armado que ha afectado profundamente a su sociedad. Estos esfuerzos han incluido negociaciones con diversos grupos insurgentes y armados, buscando la desmovilización, la reintegración de combatientes a la vida civil y la construcción de una paz duradera. Uno de los hitos iniciales más relevantes fue el Acuerdo de Paz con el M-19 en 1991, que permitió la reincorporación de este grupo guerrillero a la vida política, marcando un precedente significativo para futuros procesos. Durante las décadas de 1980 y 1990, se realizaron varios intentos de diálogo con las FARC-EP, aunque sin alcanzar acuerdos definitivos en ese momento. No fue sino hasta 2016 cuando se logró firmar un acuerdo histórico con este grupo, que incluyó compromisos en materia de desarrollo rural, participación política y lucha contra el narcotráfico. Paralelamente, se han entablado diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), aunque estos aún no han culminado en un acuerdo final. Además, se han desarrollado procesos de paz y desmovilización con otros actores armados, como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y distintas facciones de las FARC-EP, lo que evidencia la complejidad y el carácter progresivo de la búsqueda de la paz en el país (Villarraga 2015)
Desde la década de 1980, los procesos de paz en Colombia han compartido características comunes en sus objetivos y desafíos. En primer lugar, la desmovilización y reintegración de los combatientes ha sido un elemento clave para reducir la violencia y facilitar su transición a la vida civil mediante programas sociales, económicos y educativos. Asimismo, se ha promovido la participación política de los excombatientes, permitiéndoles integrarse en el sistema democrático a través de la creación de partidos políticos, como ocurrió con el M-19 en 1990 y las FARC, tras el acuerdo de 2016. Sin embargo, las negociaciones han enfrentado dificultades, ya que en la mayoría de los casos se han desarrollado en medio del conflicto armado, afectando la generación de confianza entre las partes y el apoyo ciudadano. Otro aspecto relevante ha sido la mediación nacional e internacional, con el acompañamiento de organismos como la ONU y países garantes, lo que ha contribuido a la legitimación de los acuerdos. A su vez, los diálogos han abordado las causas estructurales del conflicto, tales como la desigualdad social, la falta de acceso a la tierra y el narcotráfico, aunque con distintos niveles de profundidad en cada proceso.
No obstante, la implementación de los acuerdos ha sido compleja debido a factores como el cambio de gobiernos, la falta de recursos y la persistencia de la violencia. Además, el conflicto colombiano ha involucrado múltiples actores armados, lo que ha dificultado la resolución integral del problema, dado que los acuerdos han abarcado solo ciertos sectores mientras otros focos de violencia continúan activos.
Dado este contexto, se nos planteó el interrogante sobre cuál es el fundamento filosófico de los acuerdos de paz que celebran los estados con organizaciones terroristas alzadas en armas y, particularmente, los aportes de la filosofía clásica griega que se pueden identificar en el desarrollo de estos procesos.
Fundamento filosófico de los acuerdos de paz.
Al revisar referencias al “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera” y el “Acuerdo de Santa Fe de Ralito”, se observa que el fundamento filosófico de los acuerdos de paz es ético-político del pensamiento moderno y contemporáneo. En sociedades democráticas, el diálogo racional es el mecanismo por excelencia para la resolución de diferencias. Desde esta perspectiva, la paz se construye sobre la base del reconocimiento y la comunicación efectiva entre todas las partes.
Así por ejemplo, es común encontrar la referencia a la dignidad humana y el valor de la vida, el cual hace parte de uno de los principios fundamentales del humanismo filosófico moderno es el reconocimiento de la dignidad intrínseca de todos los seres humanos. También, busca preservar un contrato social y definir la legitimidad del poder democrático, en el que el Estado actúa como garante del orden y la estabilidad en la sociedad. Cuando los conflictos armados alteran el pacto social, la negociación y los acuerdos de paz se presentan como mecanismos legítimos para restaurar la convivencia. En este marco, la paz se percibe no solo como un objetivo, sino como una condición necesaria para la existencia de un sistema político funcional.
A lo anterior, se suma el abordaje ética de la responsabilidad y pragmatismo político, porque los gobernantes tomaron decisiones orientadas a garantizar el bienestar colectivo de la paz; por lo que fue necesario negociar con actores ilegítimos para evitar mayores sufrimientos y fortalecer la estabilidad institucional. Lo cual implicó la implementación de una justicia transicional para la reparación de daños, la búsqueda de la verdad y la garantía de no repetición que, más que castigar, buscan restablecer el orden social y promover la convivencia. En esta línea, la paz se convierte en un requisito previo para el establecimiento de una justicia efectiva y duradera.
Acompaña lo expuesto, la revisión del concepto de perdón, aunque tradicionalmente vinculado a la religión, desde una dimensión filosófica y política. El ejercicio filosófico del perdón permite a las víctimas y comunidades afectadas sanar y reconfigurar sus relaciones sociales más allá de la violencia vivida. La justicia y el perdón no deben ser considerados excluyentes, sino complementarios en la construcción de una paz estable.
Los aportes de la filosofía de Platón y Aristóteles a los procesos de paz contemporáneos.
Los aportes de la filosofía de Platón y Aristóteles a los procesos de paz contemporáneos, especialmente en contextos donde los estados negocian con organizaciones al margen de la ley (como guerrillas o grupos armados ilegales), no son directos ni aplicados literalmente. Sin embargo, sus ideas siguen siendo profundamente influyentes en los fundamentos éticos, políticos y jurídicos de estos procesos. Platón aporta la idea de un orden justo y la importancia del saber. Aristóteles ofrece una visión práctica del equilibrio, la virtud cívica y la convivencia política. Ambos coinciden en que la paz verdadera no es solo la ausencia de violencia, sino la presencia de justicia, educación, y participación.
2.1. Tomando como referencia, el resumen de ideas políticas expuesto por Ballén (2006) respecto de la teoría de las ideas políticas, democracia y justicia de Platón, se puede identificar que defendía la existencia de un mundo ideal donde la justicia es un principio absoluto. Por lo que podemos considerar que en los procesos de paz, esta idea se traduce en la búsqueda de acuerdos que garanticen una paz justa y duradera, basada en principios universales de equidad y derechos humanos.
Igualmente, Bruchmüller (2009) al exponer los conceptos de Platón, afirma que en La República, Platón propuso el gobierno de los filósofos-reyes, argumentando que los gobernantes deben ser personas con conocimiento y virtud. En las negociaciones de paz, esto se refleja en la necesidad de líderes con visión ética y capacidad de diálogo para lograr acuerdos sostenibles. Igualmente, respecto de la educación para la paz, Platón consideraba la educación como el medio para formar ciudadanos virtuosos (Bruchmüller, 2009). En los procesos de paz, esto se traduce en programas de reconciliación y formación para excombatientes y comunidades afectadas.
En cuanto a la búsqueda de la verdad y la justicia a través de la razón, la justicia representa armonía y equilibrio, porque la justicia no es simplemente la aplicación de leyes, sino un estado de armonía y equilibrio tanto a nivel individual (en el alma) como en la sociedad (en el Estado) (Bruchmüller, 2009). En los procesos de paz, esto se traduce en la necesidad de buscar un equilibrio que no solo detenga el conflicto, sino que también aborde las causas profundas de la desigualdad e injusticia que lo originaron. Un acuerdo de paz que no restaura cierto grado de armonía social es, para Platón, inherentemente inestable. En La República, Platón define la justicia como una armonía entre las partes del alma y entre las clases sociales.
Sobre el papel de la razón y el conocimiento, Platón creía que la razón debía guiar las decisiones, especialmente las de los gobernantes. En el contexto de las negociaciones de paz, esto implica la importancia de un diálogo racional y deliberativo, donde las decisiones no se tomen por impulsos o pasiones, sino a través de un análisis profundo de los problemas y la búsqueda de soluciones justas y equitativas. La educación y el conocimiento (incluso de las realidades del conflicto) serían fundamentales para comprender y transformar las dinámicas de violencia.
En lo que trata la búsqueda del "bien común", la noción platónica de un Estado gobernado por "filósofos-reyes" que buscan el bien supremo de la comunidad -el bienestar- resalta la importancia de que los negociadores y líderes de un proceso de paz estén guiados por un interés genuino en el bienestar colectivo, y no por intereses particulares (Ballén, 2006, p. 11). Esto implica una visión a largo plazo para la sociedad post-conflicto.
2.2. En lo relativo a los aportes de Aristóteles, nos apoyamos en el estudio que realizó Manuel Knoll (2017), en el que se aborda su pensamiento filosófico y destaca el concepto de la ética como virtud, en la que la paz y la convivencia requieren el desarrollo de virtudes como la prudencia, la justicia y la templanza. En los acuerdos de paz, esto se refleja en la necesidad de construir confianza entre las partes y fomentar valores democráticos.
Igualmente, el Estagarita defendía que el Estado debe buscar el bienestar de todos sus ciudadanos (Knoll, 2017). En los procesos de paz, esto implica diseñar políticas de reintegración y justicia transicional que beneficien a la sociedad en su conjunto. Además, la convivencia no es solo la ausencia de conflicto, sino la construcción de una comunidad armoniosa. Esto se traduce en estrategias de reconciliación y participación ciudadana en la implementación de los acuerdos.
Lo anterior, se complementa con la visión de una justicia como virtud fundamental, distinguiendo entre la justicia distributiva (distribución equitativa de bienes y cargas según el mérito) y la justicia conmutativa (equilibrio en las transacciones y reparaciones) (Knoll, 2017). En los procesos de paz, esto es crucial para la reparación de víctimas, la restitución de tierras y la distribución justa de oportunidades en el post-conflicto, buscando que se corrija el desequilibrio causado por la violencia.
Aristóteles enfatizó en la prudencia (phronesis) como la capacidad de discernir lo correcto en situaciones concretas. En las negociaciones de paz, esto se traduce en la necesidad de que los actores sean prudentes y pragmáticos, capaces de encontrar soluciones realistas y viables, adaptadas a las circunstancias específicas del conflicto, en lugar de aferrarse a ideales inflexibles. La prudencia implica la flexibilidad para ajustar estrategias y la sabiduría para entender los límites de lo posible. De igual importancia son conceptos como la amistad cívica (philia), el hábito y la formación de virtudes.
Con la anterior presentación, esperamos haber abordado correctamente la presentación de algunos de los aportes de los filósofos griegos plasmados en los acuerdos suscritos por Gobiernos recientes que fijaron como objetivo la consolidación de la paz en Colombia.
Referencias bibliográficas
Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera Rediseño El Gobierno Nacional y las FARC-EP - 24/11/2016 Fecha de publicación - 24/11/2016
https://www.jep.gov.co/Documents/Acuerdo%20Final/Acuerdo%20Final.pdf
Ballén, Rafael. (2006) Vigencia del Pensamiento Político de Platón en las formas de Gobierno. Revista Dialogos y Saberes. No. 24
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2740970.pdf#:~:text=A%20pesar%20de%20que%20el%20Estado%20que,sistema%20pol%C3%ADtico%20que%20%C3%A9l%20se%20propone%20construir.
Bruchmüller, Ulrike. (2009). La posibilidad del Estado ideal de Platón en la República y en las Leyes: Una alternativa a la interpretación de André Laks de la filosofía política de Platón. Diánoia, 54(63), 175-195. Recuperado en 26 de mayo de 2025, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-24502009000200009&lng=es&tlng=es.
Delgadillo, J. M. (2004). Notas Sobre La Pedagogía Presocrática en El Refranero Griego De Los Siete Sabios. Revista Panamericana de Pedagogía: Saberes y Quehaceres Del Pedagogo, 5, 223–244.
https://scripta.up.edu.mx/bitstreams/fb313e69-7b5f-4dbd-bf89-88e1ba83271a/download
Mas Torres, S. (2009). Filosofía Helenística: selección de textos. (pp. 9-25). https://bit.ly/3YQTq48 .
Ordoñez, Edward Javier; Luna Nieto, Alexander y Sánchez, Juan Mario. Fundamentos filosóficos para un observatorio en paz y posconflicto. Universidad Santiago de Cali. https://libros.usc.edu.co/index.php/usc/catalog/download/256/333/5174?inline=1
Solana Dueso, J. (2008). Los filósofos griegos y sus escuelas. Arbor: Ciencia, Pensamiento y Cultura, 184(731), 413–422.
https://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/192/192
Villarraga Sarmiento, Álvaro. 2015. Desmovilización y reintegración paramilitar. Panorama posacuerdos con las AUC. Centro Nacional de Memoria Histórica.
https://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2015/desmovilizacionDesarmeReintegracion/desmovilizacion-y-reintegracion-paramilitar.pdf
Knoll, Manuel (2017) Aristóteles y el pensamiento político aristocrático. Revista de Filosofía. Universidad de Chile.
https://revistafilosofia.uchile.cl/index.php/RDF/article/view/47649/57419
REFLEXIÓN SOBRE LOS PROBLEMAS ÉTICOS Y SUS ENFOQUES ACTUALES EN EL DESARROLLO URBANO.
Resumen La ética ha evolucionado para adaptarse a los desafíos de cada época, desde la virtud clásica hasta la sostenibilidad. En el contexto actual, uno de los mayores retos es el impacto ambiental de la urbanización. El crecimiento acelerado de las ciudades ejerce presión sobre los recursos naturales, generando problemas como la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el cambio climático, afectando la calidad de vida. Desde una perspectiva ética, es crucial equilibrar el desarrollo urbano con la protección ambiental y el bienestar social. Esto implica una planificación sostenible que integre la naturaleza en las ciudades, fomente energías limpias y garantice la participación ciudadana en la toma de decisiones. La urbanización debe ser gestionada con responsabilidad, promoviendo políticas que prioricen la justicia ambiental y la equidad. Solo con un enfoque ético será posible construir ciudades más sostenibles y garantizar un futuro justo para las próximas generaciones. Palab...
Comentarios
Publicar un comentario